La hipertensión arterial pulmonar es una enfermedad crónica, progresiva de baja prevalencia, pero alto impacto por su elevada mortalidad. Los síntomas de esta enfermedad pueden confundirse con los de otras enfermedades respiratorias o cardiacas, por lo que el diagnóstico puede retrasarse hasta un promedio de dos años desde el inicio de la clínica por parte del paciente. El retraso diagnóstico contribuye al deterioro de la sintomatología del paciente, de su calidad de vida, permite la progresión de la enfermedad, implica el diagnóstico de los pacientes en unas fases más avanzadas de su enfermedad, lo que ensombrece el pronóstico, pues acorta la supervivencia.
La disnea es el principal síntoma en la HAP. Es un síntoma complejo que puede estar causado por alteraciones del sistema cardiovascular, respiratorio y neuromuscular. En este sentido, la evaluación de la función pulmonar mediante espirometría proporciona información importante sobre la fisiología del pulmón y una visión útil de una variedad de procesos fisiológicos.
Aunque las anomalías del sistema cardiovascular en la HAP están bien descritas, no está claro en qué medida se ve afectado el sistema bronquial respiratorio, lo que podría ocasionar mayores complicaciones, afectar a la morbimortalidad de los pacientes y tener consecuencias en su manejo terapéutico.